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Guayaquil

"Me tocará comprar las pastillas": triste testimonio en hospital de la red estatal
La escasez de fármacos en el Hospital Monte Sinaí continúa, según los pacientes. Ellos están de acuerdo con el desalojo de comerciantes informales
Romina (nombre protegido) tuvo que regresar a su vivienda, en la cooperativa Sergio Toral, en el noroeste de Guayaquil, tal y como había salido de ella este jueves 4 de septiembre: con las manos vacías. En el Hospital General Monte Sinaí (HGMS) no le dieron ni siquiera una botella de magaldrato (jarabe usado para calmar la acidez estomacal) del plan de medicina continua de su madre, que empezó hace tres años.
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“Tampoco me dijeron ‘venga mañana’, así que si quiero tenerla sana, me tocará comprarle las pastillas y el jarabe que ella requiere”, dijo la joven, quien llevaba a su madre del brazo derecho y a su pequeño hijo del izquierdo y, en vez de preocupación, reflejaba resignación por lo mencionado por el personal sanitario.
La paciente, quien sufre de enfermedades que afectan su sistema cardiovascular, llegó para retirar Antiplac y carvedilol, fármacos indicados para mantener su presión arterial controlada y sin taquicardias, como cada tres meses. Sin embargo, en el hospital se encontraban desabastecidos de ambos compuestos. “Desde nuestra experiencia, esto no había sucedido antes; últimamente hemos escuchado esa respuesta bastante seguido”, aseguró.
Rosa, en cambio, aguardaba por noticias del estado de salud de su hermana en el ingreso a emergencias. Sentada en un pequeño muro junto con dos jovencitos, relató a EXTRA con preocupación que a su ñaña no le suministraron un suero, pues “no tenían en stock”.
Al igual que a Romina, tampoco le dieron la idea de comprarlo en las farmacias ubicadas en los alrededores o en los puestos de comerciantes informales de medicinas instalados en carpas junto a la reja del HGMS.
A estos últimos los desalojaron dos veces en menos de una semana. La primera, según una de las comerciantes, fue el jueves 28 de agosto y la segunda, en cambio, el sábado 30. “Yo sí estoy de acuerdo con que los hayan sacado porque yo misma veía cómo se enriquecían con pastillas con cajas que decían ‘muestras gratis’. No es justo que adentro (en el hospital) no haya nada y aquí nos quieran cobrar lo que no cuesta”, mencionó Romina.

La comerciante, por su parte, dijo que los que se mantienen trabajando lo hacen en zozobra, pues están conscientes de que en algún momento ‘caerán’ los agentes de control municipal a moverlos otra vez. “En mi caso, no le hago ‘competencia’ al hospital. Lo que vendo son batas, pantuflas, medias para los familiares o pacientes que se quedan por una emergencia. Yo también pido que sean comprensivos con los que estamos trabajando sin perjudicar a nadie. Tengo entendido que había medicina caducada y eso es jugar con la salud de la gente”, manifestó indignada.
Aunque el área donde se ubicaban los informales estuvo vacía la mañana del jueves 4, en la acera paralela algunos puestos móviles de comida sí ofrecían sus productos. Otra negociante le reveló a este Diario que en uno de estos negocios todavía vendían medicamentos “en voz baja”.
Así es el control de seguridad en el hospital
La seguridad en los hospitales de la red estatal ha sido cuestionada, así como el abastecimiento de medicinas.
Durante un recorrido de EXTRA, dos militares fueron los encargados de permitir el paso a visitantes y pacientes por la puerta de emergencias. Sin embargo, uno de los uniformados se negó a pronunciarse sobre su intervención pues, según mencionó, no estaba “autorizado”. Al parecer, algunos otros de sus compañeros también estaban allí, pues una camioneta similar a las usadas por la institución estaba estacionada en los patios del hospital.
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