La tarde de este martes 16 de diciembre, en el cementerio de la parroquia Sabanilla, en el cantón Pedro Carbo, fueron sepultados los cuerpos de los cuatro hermanos asesinados la madrugada del domingo 14 de diciembre, dentro de una vivienda ubicada en el bloque 1 del sector El Fortín, en el noroeste de Guayaquil.

Tras el hecho violento, los cadáveres de Jonathan, de 25 años; Anthony, de 26; Ronald, de 23; y el menor de ellos, un adolescente de 16 años, fueron trasladados al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil para las respectivas autopsias.

Un familiar de las víctimas explicó que los tres hermanos mayores fallecieron de manera inmediata, por lo que sus cuerpos fueron retirados directamente del inmueble. En cambio, el adolescente de 16 años aún presentaba signos vitales y fue trasladado por familiares y vecinos hasta una casa de salud, donde posteriormente se confirmó su deceso.

“Los hermanos mayores fueron retirados el mismo domingo de la morgue, mientras que el cuerpo del menor fue entregado al día siguiente, el lunes. Todos fueron velados en la casa de un familiar, en Sabanilla, de donde son oriundos sus padres”, relató el allegado.

Desconocen la motivación del crimen

Visiblemente conmovido por la tragedia, el familiar indicó que desconocen la motivación del crimen. Según su versión, entre seis y siete sujetos, vestidos como policías y armados con pistolas y fusiles, ingresaron a la vivienda de dos plantas —donde la familia reside desde hace más de 20 años— para ejecutar a los hermanos.

“No merecían morir así, eran chicos trabajadores. El menor, de 16 años, hace apenas dos semanas había realizado su primera comunión y confirmación. A la mañana siguiente, si no hubiera ocurrido esta tragedia, iban a asistir a la iglesia con su madre. No sabemos si se trató de una confusión o qué fue lo que pasó”, expresó el pariente.

En el lugar del crimen, la Policía recogió 17 vainas percutidas calibre 9 milímetros, tres vainas calibre 5.56 y siete proyectiles deformados, los cuales fueron ingresados como evidencias.

El allegado añadió que el padre de los jóvenes también resultó herido, tras recibir un impacto de bala en el brazo. Pese a la gravedad de la lesión y a que aún mantiene el proyectil alojado, recibió el alta médica para estar presente en el sepelio de sus cuatro hijos.

Durante el ataque, la madre de los fallecidos y un hermano de 13 años fueron testigos de la brutal ejecución. El crimen ocurrió en uno de los sectores con mayores índices de violencia de la Zona 8, que comprende Guayaquil, Durán y Samborondón. Hasta la fecha, el distrito Nueva Prosperina contabiliza 594 muertes violentas en lo que va del año.

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