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La confusión entre el amor y el deseo puede ser más común de lo que parece, según expertos.Freepik

¿Amor o solo deseo íntimo? Así reacciona tu cerebro cuando te enamoras realmente

¿Estás enamorado o solo sientes deseo? Descubre cómo la neurociencia explica lo que pasa en tu cerebro cuando el amor y la pasión se confunden

Por fuera puede parecer sencillo: mariposas en el estómago, mensajes a medianoche, una sonrisita al recordar esa persona. Pero por dentro, tu cerebro arma una ‘fiesta’ de cócteles químicos. Estar ‘flechado’ por amor no es lo mismo que querer arrancarse la ropa, aunque a veces se confundan.

(Lea también: La verdad detrás del orgasmo: señales que indican si ella está fingiendo)

Margarita de la hoz, máster en neurociencia.Cortesía

La colombiana Margarita de la Hoz (Ig: @Magadelahoz, máster en neurociencia de la educación e inteligencia emocional y mentora en procesos de sanación humana lo explica: “cuando nos enamoramos, el cerebro se convierte en un laboratorio químico con dopamina, oxitocina, serotonina, adrenalina y vasopresina".

La dopamina es la reina del placer, la oxitocina es la hormona del apego y la serotonina -que debería estabilizarnos- se desploma, lo que explica por qué nos volvemos intensos, distraídos o hasta obsesivos.

El cuerpo puede engañarnos haciéndonos creer que estamos enamorados cuando solo tenemos deseoPexels

Pero cuando solo quieres tener sexo, el ‘mapa’ cerebral cambia. En ese caso, el protagonista es el sistema límbico: el hipotálamo, la amígdala… esas regiones más primitivas, las encargadas de los impulsos, la supervivencia y el deseo. Aquí no hay planes a futuro ni nombres de bebés. Solo está la necesidad de satisfacción inmediata.

El cerebro miente al resto del cuerpo

Aún así, revela que el cuerpo puede engañarnos haciéndonos creer que estamos enamorados cuando solo tenemos deseo. “El cuerpo puede generar una fuerte liberación de dopamina y oxitocina después de una experiencia íntima, y eso puede dar la sensación de ‘estar enamorados’, cuando en realidad solo hay una química momentánea”, aclara De la Hoz.

Esto, es “especialmente frecuente” cuando tenemos una gran necesidad afectiva no resuelta, por lo que la mente busca llenar ese vacío y proyecta en el otro una fantasía de amor.

Tipos de enamoramiento

Edison Pazmiño, sexólogo.Cortesía

Por su parte, el quiteño Edison Pazmiño (Ig: tusexologoep), sexólogo clínico, añade una capa más: el enamoramiento verdadero se da cuando hay conexión en cuatro niveles: físico, social, intelectual y afectivo-erótico. Si no están esas cuatro, puede que no estés enamorado, sino encaprichado, ilusionado o simplemente muy ‘caliente’.

Según Pazmiño, “hay tipos de enamoramiento que parecen amor, pero no lo son”. Está el enamoramiento tipo “ilusión”, que es bonito pero fugaz; y el pasional, el de los amantes, lleno de adrenalina y sexo explosivo, pero muchas veces tóxico y sin raíces emocionales profundas.

Y, ojo, no existe el amor a primera vista, “lo que hay es amor a primer olfato”, señala el terapeuta, asegurando que lo que te atrapa son las feromonas que esa persona emite y tu cerebro detecta sin que te des cuenta.

¿Es posible el amor sin intimidad?

Totalmente. Son rutas que a veces se cruzan, pero pueden ir por caminos separados. Lo importante, como dice De la Hoz, es ser conscientes de lo que sentimos y no dejarnos llevar solo por lo que el cuerpo nos lanza como señal.

Señales de que solo tienes deseo (y no amor)

  • Piensas más en el cuerpo que en las ideas de esa persona.
  • No te interesa conocer a su familia, pero sí su cama.
  • Después del sexo, no sabes de qué hablar.
  • Tu cerebro está en modo obsesión, pero tu corazón está en pausa.

Conexión espiritual: Sanar heridas para amar

Más allá de las hormonas y las explicaciones científicas, la terapeuta y mentora espiritual Margarita De la Hoz propone mirar el amor y el deseo desde una dimensión más profunda: la energética.

Para ella, muchas veces confundimos ambas cosas porque no hemos aprendido a amarnos internamente, sino que se nos enseña a amar hacia afuera. “El amor no es algo que simplemente sentimos por alguien más: es una ley, una fuerza que nos rodea y que todos venimos a experimentar en esta vida”, explica.

Desde su perspectiva, el cuerpo y el entorno envían señales cuando estamos atrapados en el deseo o fluyendo en el amor, pero para interpretarlas hay que “conocernos, identificar nuestras heridas y entender desde qué lugar nos estamos vinculando”.

Para De la Hoz, la neurociencia y la espiritualidad no están en conflicto, sino que se complementan. “El cerebro puede dar explicaciones lógicas, pero el alma ya lo sabe todo. Somos mucho más energía que materia. Y todas las relaciones que vivimos, incluso las que duelen, son parte del camino de aprendizaje que vinimos a recorrer”.

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