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Agente terminó en un hospital psiquiátrico tras presunta agresión de un oficial superior

Ocurrió en Guayaquil. Expertos opinan que se debe mejorar el sistema académico de la Policía Nacional, la cual ha perdido respeto ante la ciudadanía.

Expertos sostienen que la Policía Nacional debe mejorar su preparación académica. (Imagen referencial)
Expertos sostienen que la Policía Nacional debe mejorar su preparación académica. (Imagen referencial)Archivo

"Quieto o te mato”. Estas fueron las palabras con las que un joven cabo de la Policía Judicial habría sido intimidado por un oficial de una unidad de Inteligencia, a las 10:15 del jueves 24 de marzo de este 2022, durante un confuso procedimiento antidelincuencial, en el noroeste de Guayaquil.

Pedro, de 29 años, gozaba de sus días francos y tras salir de su casa, en Monte Sinaí, se embarcó en un bus que recorrió por la avenida Casuarina hasta llegar a la intersección con la Perimetral. Ahí descendió y caminó hacia un supermercado del sector Lomas de la Florida.

Antes de ingresar al negocio, el agente notó que en medio de un callejón había algo que parecía un arma de fuego y, antes de que pudiera acercarse, vio también que un policía motorizado llegaba de prisa, en sentido contrario. Por eso, su instinto lo habría llevado a brindarle apoyo.

El delito de abuso de facultades es penado con prisión de uno a tres años, según el artículo 294 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

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“Siendo guardián del orden público, le hice una señal al compañero (...), colaborándole además a detener la marcha de los vehículos”, detalló Pedro en un parte policial dirigido a un superior, el mayor Mauricio Aponte.

Este documento también hace parte de la investigación que la Fiscalía ha abierto por el delito de abuso de facultades para determinar quién agredió al joven agente, sobre todo porque hace aproximadamente dos meses fue ingresado -como parte de un tratamiento- al hospital del Instituto de Neurociencias.

En el informe, al cual EXTRA tuvo acceso, se explica que en el momento en que Pedro brindaba su colaboración con un colega uniformado, habría sido agarrado por la espalda y que, al voltear, vio que era apuntado con un arma, por un hombre que luego descubriría que era un oficial directivo vestido de civil. El mismo sujeto lo habría esposado y lanzado al piso.

"Los policías necesitan de valores para poder atender a los llamados de la ciudadanía (...). Es muy poca la formación que reciben”.Steven Reyes, abogado.
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"Nuestros procesos educativos tendríamos que observarlos. ¿Están bien estructurados? ¿Las mallas están bien estructuradas?”Kléber Carrión, experto y oficial en servicio pasivo.

Esa situación lo llevó a identificarse: “yo también soy policía y mi credencial la cargo en la maleta”, habría dicho, pero la respuesta que recibió -según el parte policial- fue: “cállate, hijo de...”. De ahí, habría sido golpeado y amenazado con colocarle un arma en la mochila. “Da gracias que no te ponemos el arma en tu maleta, para meterte preso”, le habría manifestado el directivo policial.

Finalmente, en una patrulla a cargo de una uniformada, Pedro fue llevado hasta un sitio a pocos metros del cuartel del Grupo de Operaciones Especiales (GOE).

Antes de ser abandonado, el afectado habría pedido los nombres de los superiores a cargo del procedimiento, pero no se los dieron. Por eso, ha solicitado a la instrucción a la que pertenece y a la Fiscalía que investiguen el caso, a partir de las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona y de la versión que rinda un teniente a quien reconoció, porque tiempo antes lo había conocido en la Brigada Anticriminal.

Está previsto que el oficial acudiera a dar su testimonio el 22 de septiembre, pero no lo hizo.

Por las secuelas psicológicas ocasionadas en contra de Pedro, sigue bajo cuidados de especialistas. En otro documento -que también llegó a EXTRA- se revela que el joven agente “se encuentra con su salud mental en un estado crítico”, por la agresión presuntamente cometida por oficiales de la institución en la que juró -al igual que ellos- servir y proteger a la comunidad.

Hace falta ética, valores...

Steven Reyes, abogado experto en Derecho Penal, sostiene que por lo visto en este y otros casos suscitados en Ecuador, es evidente que la formación del policía es muy vaga. “Los Derechos Humanos están por encima de cualquier otra ley, por ende debería enseñarse a los uniformados que estos derechos están por encima, inclusive, de los códigos o reglamentos que ellos tengan en la institución policial”, enfatiza.

Para el jurista, les hace falta estudios académicos acerca de valores y ética, para que respondan de mejor manera ante la sociedad. “Debería enseñárseles no solo la práctica de tiros, el manejo de armas, sino también a solucionar conflictos sin tener que acudir al uso del arma o al uso progresivo de la fuerza. Vemos que existe una nula formación en la solución de conflictos...”, añade.

En algunos aspectos coincide también Kléber Carrión, oficial en servicio pasivo de la Policía y fundador de la Unidad Antisecuestros y Extorsiones (Unase). Para él, además, se debe enseñar en las aulas policiales la moral, el civismo, las relaciones públicas y humanas, para mejorar el trato con la ciudadanía.

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De esa forma, sostiene Carrión, la Policía pueda también ganarse el respeto, el cual ha ido perdiendo, probablemente “por una falta de institucionalización (...), por tantos escándalos de corrupción”.

El también experto en Seguridad argumenta que las medidas que se tomen para mejorar la situación de la institución no darán resultados a corto tiempo, sino a mediano y largo plazo. “Hay que introducir en las mallas un proceso de instrucción (...), la deontología como tal. El futuro policía debe entender que es un servidor público. Él debe tener sus competencias al servicio de la sociedad”, menciona.

Carrión lamenta que también en las escuelas y colegios se retirara de los pénsum materias que contribuían a formar personas con valores, porque son estos jóvenes los que ahora ingresan a la institución policial, no solo a la escuela superior, sino también a la de tropa, donde la formación incluso toma menos tiempo: entre seis meses y, en pocos casos, hasta un año.

El abogado Reyes sugiere que se realicen reformas legales para que las unidades especializadas de investigación sean conformadas por civiles y no ocurra que policías tengan que investigar a policías. (SCM)