Julio César, de 34 años, fue torturado, al parecer, con plástico derretido con fuego. En su cuerpo eran visibles las heridas causadas por este ‘método’ luego de ser secuestrado.

La víctima circulaba en su vehículo por el sector de La Guacharaca, uno de los barrios más conflictivos del sur de Esmeraldas, cuando fue interceptado por unos individuos que se sustrajeron su automotor.

Este sería uno de los utilizados como carro bomba la madrugada del 1 de noviembre en los exteriores de la clínica del Instituto de Seguridad Social (IESS). Esta explosión ocurrió a dos cuadras del paso peatonal donde el 31 de octubre fueron hallados dos cuerpos decapitados y colgados de la estructura.

El rescate de Julio César estuvo liderado por las Fuerzas Armadas del Ecuador, en coordinación con la Policía Nacional.

Según el parte al que tuvo acceso EXTRA, los uniformados perseguían a un grupo de delincuentes en dicho sector, aplicando el uso progresivo de la fuerza y respondiendo a los disparos de los antisociales, cuando se encontraron con la víctima maniatada.