“Si la granada hubiera explotado, yo no estuviera con vida. Un verdadero milagro del Viernes Santo recibí”, detallaba Marcos Castro a la Policía, tras la balacera en la que asesinaron a su tío Rosendo Arístides Castro Martínez y, además, les lanzaron un explosivo en su domicilio, ubicado en el redondel del sur, al ingreso al cantón Santa Lucia, provincia del Guayas.

A las 14:30 del viernes 7 de abril de 2023, Castro, de 80 años, jugaba billar junto a su amigo Walter Peña Becerra y su sobrino Marcos, en el exterior de la vivienda, cuando dos sujetos patearon la puerta de caña y madera del cerramiento del inmueble, ingresaron y dispararon contra ellos. Los hombres quedaron heridos y uno de los sujetos les lanzó una granada y fugaron en una motocicleta.

Por los proyectiles que se alojaron en su tórax y otras partes de su cuerpo, Castro falleció en el subcentro del cantón, mientras que su amigo Peña, con heridas en su tórax y mano izquierda, fue trasladado a un hospital de Guayaquil.

Peritos antiexplosivos del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) recogieron la granada de fragmentación que se encontraba en el sitio e hicieron una detonación controlada.

La granada estaba sin las seguridades y podría explotar en cualquier momento. Hubiese afectado a unos 10 metros a la redonda.

El fiscal Milton Patiño Moreira dijo que se realizaban varias pericias y lo curioso es que a las víctimas no les robaron nada.

Presumen que el atentado contra el agricultor fue una equivocación.