A Julia (nombre protegido) le duele el alma. Ese dolor se lo causó su hijo Bryan, de 20 años, quien llegó hasta su ‘caleta’ a reclamarle por un dinero que no le había depositado.

La mujer le habría prometido ayudarlo con su viaje a Estados Unidos. Ella reuniría 5 mil dólares para que complete el billete que debía pagarle al ‘coyotero’ que se lo llevaría a la Yoni. Pero la señora no cumplió y su hijo se ‘calentó’.

La presunta agresión se dio a las 16:00 de este martes 27 de septiembre. Primero la insultó y después la empujó. Otra de sus hijas que estaba en la vivienda corrió para evitar que su ñaño la golpeara.

La joven les dijo a los policías que su familiar se enojó aún más porque ella impidió que siga agrediendo a su madre. Por eso el tipo la ‘cabeceó’ y le rompió la nariz.

El delito, que está considerado como agresión intrafamiliar, sucedió en la comunidad Llicacama, en Salasaca, cantón Pelileo, Tungurahua. De 7 a 30 años sería la sanción, dependiendo de las lesiones.

Para la psicóloga Ivonne Vargas es lamentable que esto de la violencia se viva cada día en los hogares.

“Las agresiones se deben poner un alto de la parte de quien venga. Cada caso es distinto, pero el común denominador suele ser que los agresores son personas que crecen en ambiente de mucho maltrato y eso se convierte en patrón de vida, y en varios casos atentan hasta contra sus propios padres”, expresó Vargas.

Maritza Gamboa, del Colectivo Ana de Peralta, señala que en los últimos meses se han incrementado los casos de violencia intrafamiliar y de género. En dos semanas se han receptado entre 20 y 25 denuncias en Fiscalía.

“Tungurahua es segunda en estadísticas con más casos de agresiones intrafamiliares. Hay que denunciar. Si no, somos cómplices de un posible femicidio o muerte violenta”, alertó Gamboa.