¡Apuesta por la vida!

¡¿Para qué explotan tanto petróleo y minería, si luego unos cuantos sabidos se roban todo? Eso fue lo que me preguntaron en Quimsacocha, en la provincia del Azuay, los defensores del agua ante la amenaza de la minería, en una sesión itinerante donde participamos por invitación de Carlos (Yaku) Pérez Guartambel, líder de la ECUARUNARI.

En El Coca, provincia de Orellana, también nos decían que la explotación petrolera no beneficia a la mano de obra local, sino a trabajadores de otros países y provincias.

¡Absurdo! El petróleo y la minería deben emprenderse solo si se respeta el medio ambiente. Y deben favorecer a las comunidades cercanas, a los hijos que necesitan capacitación y una primera oportunidad laboral, a las madres que buscan guarderías, a los padres que claman por un trabajo estable.

Pero miren qué paradoja: hoy está parada la Refinería de Esmeraldas. Eso cuesta al país 1.4 millones de dólares... ¡diarios! En 3 días se van más de 4 millones de dólares, que alcanzan para un año entero de no cobrar intereses en los créditos estudiantiles del Estado, a fin de ayudar a nuestros jóvenes sin cupo en la universidad. ¿Quién responde?

En pleno siglo 21 debemos lograr un consenso nacional: no a la minería irresponsable, sobre todo en los páramos y fuentes de agua. Sí a la protección de la vida y la biodiversidad: ellas son claves para el turismo ecológico, para la investigación científica y para la agricultura, motor económico que sacará adelante a la familia ecuatoriana.

Ab. Héctor Yépez Martínez