El fiscal General del Estado, Dr. Paúl Pérez Reina, renunció sorpresivamente a tan altas funciones para las que fue designado interinamente por el CPCCS, hasta que se nombre definitivamente al titular. Su renuncia ha causado honda preocupación en todo el país por el argumento que ha utilizado para haber tomado esa decisión, cual es el que tuvo que abandonar a su familia que vive en Ibarra para trasladarse a la ciudad de Quito.

El renunciante bien sabía que sus funciones eran en Quito, por lo que lo afirmado por él no es muy convincente. Las verdaderas causas para su retiro parecen ser, según lo dice el pueblo, las amenazas de las que ha sido objeto por parte de los corruptos que deben pasar por sus manos dentro de los juicios penales que se han iniciado y de los que deban iniciarse en su contra. Esta debe ser la realidad. De ser así, es muy grave lo que pudiera suceder en el futuro cuando se designe al titular definitivo para este alto cargo, si es que al ser amenazado por la “mafia”, para evitar problemas se acuerda que tiene que atender a su familia y toma la salomónica solución de irse a cuidar a los guaguas...

A tiempo decimos con toda frontalidad lo siguiente: ¡Que no se metan a participar en las pruebas que se deberán tomar a los aspirantes a la Fiscalía, quienes carecen de valentía.

A este cargo debe llegar alguien bien parado, que sepa que se juega la vida en cada caso que le caiga en sus manos para juzgar a los corruptos! (BLC)