¿Tenemos algo que celebrar?

Hay fechas dignas de recordar por su trascendencia histórica y por su legado en la identidad de los pueblos. Otras, como la de los cuatro años de la Ley de Comunicación, solo sirven para cuestionarnos cuánto hemos avanzado como civilización. La respuesta la encontramos en cada una de las sanciones abusivas y sin fundamento que la Supercom ha impuesto a los medios privados. La más escandalosa fue la multa a EXTRA por faltarle el 1,4% de información intercultural. Y ya que entramos en materia, es necesario decir que el concepto ancestral ordenado por la comisaría ha confinado a los pueblos originarios a vivir en el pasado, como si su cosmovisión no tuviera influencia en el presente. Su voz andina, montuvia o amazónica ha sido amordazada en ámbitos como la política, economía y el deporte. Solo vale cuando se habla de tiempos remotos. Otra de las aristas de la ley no resuelta radica en el famoso 1x1, que ordena que por cada canción internacional deberá sonar también una nacional, como si el talento dependiera de un decreto. No es un misterio que la gente ha preferido satisfacer sus gustos en el Internet, lo que ha puesto en aprietos a las radios tradicionales, que se han visto en la amarga tarea de repetir la misma canción solo para esquivar la sanción. En consecuencia, ¿tenemos algo que celebrar?