Opinión
Aún hay tiempo para disciplinar a nuestros hijos
Es imposible educar sin reflexionar. Es imposible también lograr el desarrollo físico, intelectual y moral de los hijos, si los padres no encuentran tiempo para analizar el desarrollo de ellos porque están ocupados en sus trabajos.
No solo los niños, también los adolescentes necesitan a sus padres como amigos, consejeros, confidentes y guías. Los adolescentes no deben crecer con la indiferencia de sus padres, pues en el futuro tendrán problemas.
Debemos decirles que ellos son importantes y que deben esforzarse para ser mejores personas en la vida.
La lucha entre el ser y el tener se pone de manifiesto en nuestras vidas, ahora.
Está bien tener una casa, un automóvil, una computadora, comodidades que hagan nuestras vidas más llevaderas.
Pero si tener cosas es un medio para ser más personas, para sentirse superior a otros, debemos preocuparnos más por los sentimientos y valores de nuestros hijos y enseñarles a ser más humildes y más humanos.
A veces, tener más nos vuelve orgullosos, egoístas y ambiciosos, más irresponsables. Entonces, ¿para qué tener tanto? Debemos encontrar el equilibrio entre el ser y el tener.
Cuando dejamos que el dinero nuble nuestras mentes, los sentimientos del espíritu deben hacernos caer en cuenta la dirección que está tomando nuestra vida.
Estamos a tiempo, los padres, de mostrarle a nuestros hijos las normas de disciplina que deben obedecer.
Aconsejemos con amor y claridad a los nuestros y tener las palabras adecuadas para ellos.
Demostremos con nuestro vivir el valor que tiene el cristianismo.