Opinión
Bajo el imperio de la corrupción
La ciudadanía ha venido siendo informada, en estos últimos días, de muy graves casos de corrupción cometidos, a lo largo de la reciente década, por escandalosos casos que habían venido siendo mantenidos ocultos y que han podido ser desvelizados con el cambio presidencial en Carondelet, aunque persiste todavía en el gobierno la presencia de muchos elementos que formaban parte de los organismos oficiales ahora bajo investigación.
Sorprende, pues, que hayan tenido que pasar tantos años para que los ecuatorianos se enteren recién de estos casos que se mantuvieron ocultos por la complicidad o indolencia de la legislatura actual y las anteriores y, muy especialmente, de las autoridades de control, llámese la Fiscalía o la Contraloría, y hasta del propio Poder Judicial que durante la última década estuvo sometido a las órdenes directas del Ejecutivo, en sospechoso centralismo, como no había ocurrido ni en la peores dictaduras militares que ha tenido que soportar el país.
Se espera, ya entrando en una nueva y esperanzadora etapa política y administrativa, que por fin se despejen tantas incógnitas e incongruencias y que se aplique todo el rigor de la ley a quienes se han enriquecido a costa de los dineros del contribuyente.