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Opinión
Buenos, bonitos y baratos
El viernes fue un día agitado. Los ecuatorianos amanecieron con el ánimo de hacer largas filas para aprovechar las famosas ofertas del Black Friday, una costumbre anglosajona en la que la gente está dispuesta a cualquier cosa con tal de llevarse los productos que busca, ya que la rebaja de precios es tal que todo vale a la hora de comprar. Quienes hayan viajado a Estados Unidos en estas fechas saben que un teléfono celular de alta gama puede llegar a costar hasta la mitad, así como los televisores, electrodomésticos, ropa, etc. Sin embargo, en el Ecuador se pretende seguir el ejemplo, pero con ofertas que no tienen nada de estrambóticas y que, en ciertos casos, caen en lo ridículo.
No es posible que las grandes rebajas sean de diez, veinte o hasta de cincuenta dólares, como si se tratara de un día común de liquidación, cuando el mensaje que dieron a los compradores fue que iban a tirar la casa por la ventana. Una de las “ofertas” más hilarantes fue una de camisas que se vendían en 27 dólares, cuando su precio oficial era 30. ¡Tremendo descuento de viernes negro! y así por el estilo. Los clientes, que deben soportar tráfico y empujones se merecen respeto y transparencia en las promesas de venta que se anuncian en los medios, porque solo así se construye la fidelidad hacia las marcas. Ya llega diciembre y con él una explosión comercial que deja cuantiosas ganancias a todo nivel, por lo que sería razonable que se eviten abusos contra los consumidores, que buscan productos buenos, bonitos y baratos, al menos en esta crisis económica.