Opinión
Cartas al Director
De odios y fanatismos
Sin duda el terremoto sacó lo mejor de nosotros como país, llámese caridad o solidaridad, no importa, salió a borbotones, que nos asombró a nosotros mismos, a la región y el mundo, pues somos un pueblo bueno y de un corazón grande y noble.
Pero la tregua duró solo pocas semanas. Nuevamente nos atrapa la vorágine de las palabras crueles, las ideas ruines y mensajes calumniosos especialmente en redes sociales arrastrados de parte y parte por intereses mezquinos, frustraciones y mediocridades de la politiquería enfermiza que se prepara a una especie de guerra civil sin armas, en la próxima contienda electoral poniendo a la población al borde de labismo del rencor e ira.
El odio y el fanatismo no es de propiedad de las derechas ni las izquierdas, es una fermentación ideológica que se convierte en plaga y no es justificable en nuestro país, porque atenta contra la posibilidad de diálogo y la construcción común, solamente nos inmoviliza, y sabemos quiénes se aprovechan de los pueblos inmovilizados.
Por la sanidad mental como ecuatorianos y poniendo la patria por delante debemos razonar nuestras propias ideas en base a buenas fuentes, comprobada información y de buena fe, y si estas ideas son para el bien común y favorables para el país, y sobre todo para las futuras generaciones.
Odiar es un despilfarro del corazón, y nuestro corazón como país lo acabamos de demostrar, es el mayor tesoro.
Por Óscar Ugarte