Cartas al director

La invitada del día

Nos siguen matando

Por: Silvia Buendía  @silvitabuendia

Omar Mateen podía haber elegido cualquier sitio para perpetrar su matanza, pero nos eligió a nosotros, los LGBTI. No es que este crimen no sea un acto horrendo que enluta al mundo; es que las víctimas, en este caso, fueron víctimas de la homofobia. El 12 de junio en Orlando 50 personas murieron porque Omar Mateen no soportaba ver a dos hombres besándose.
Desde lo más profundo de mi desaliento, les pido, una vez más, hablemos de la homofobia. La homofobia es un problema humano grave y profundo que nace de consideraciones que pueden ser religiosas, morales, tradicionales, históricas, familiares, y que tiene múltiples resonancias. La homofobia está en el hecho de pensar que la única sexualidad posible, legítima y obligatoria es la sexualidad heterosexual. Que cualquier otra sería impensable, que está mal, que no debe ser.
¿Hasta dónde tienen responsabilidad los líderes sociales, políticos y religiosos del mundo con la homofobia que nos mata a los LGBTI? Es el momento para una sincera y profunda autocrítica por parte de ellos. Por ejemplo, no es suficiente que el papa Francisco deplore y condene esta masacre. Hace falta que él entienda que el discurso y las acciones de la religión que lidera fomentan la homofobia. En 2008 el Vaticano se opuso a la propuesta de Francia ante la ONU de despenalizar la homosexualidad en el mundo. En 2011 el Vaticano se opuso a la resolución histórica del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que condenaba cualquier acto de violencia y discriminación contra personas LGBTI.
Para erradicar la homofobia que nos mata necesitamos hechos, no solo palabras hipócritas.