Cartas al Director

Homenaje a los niños

Los padres suelen festejar los cumpleaños de sus  niños con una matinée, con eventos que hacen divertida la tarde. Regularmente comienzan a partir de las 16:00. Las fiestas son animadas por payasos, motivadores (as) que hacen pasar agradables momentos con chistes finos, concursos con entrega de premios produciendo alegrías y sociabilidad entre los pequeños. Punto culminante es cantar el “Happy Birthday”, apagar las velas y el reparto de la torta.
Queda entendido que los invitados centrales son los niños que acuden acompañados de sus madres o de un miembro femenino de la familia, lo cual es correcto. La nota discordante es cuando concurre también el padre, quien por ética deberían abstenerse de concurrir, peor aún llegar a “divertirse”.
En el festejo infantil, el anfitrión por razones emotivas, por compromisos, o por agradar la estancia del visitante, le brinda una copa de licor, no percatándose que toda incidencia es observada por los niños (as) que por su tierno alcance no pueden discernir tal hecho, pero en su subconsciente queda indeleblemente como un actitud normal que se puede beber ante los  niños sin ningún recato. Además, la fiesta por el consumo del licor tiende a prolongarse donde afloran escenas y palabras que no deben ver ni oír los menores, desvirtuándose así la matinée y convirtiéndose en lo que dicen las esquinas de los barrios “en una gran chupa”.
Cosa similar acontece en las fiestas de las escuelas, con la salvedad de que no consumen alcohol. Las madres se sirven dulces y bocaditos, mientras los menores se sienten relegados. Por los principios fundamentales de los niños, por la responsabilidad que tiene la sociedad de educarlos con el ejemplo, no debe continuar esta negativa costumbre.
César Antonio Jijón Sánchez