Cartas al director

Solidaridad con los cubanos

El año pasado mi esposa y yo fuimos a Cuba, recién casados. Mientras caminábamos por las calles de La Habana, entre carros antiguos y casas destartaladas, cubanos nos abordaban con insistencia para conseguir, por cualquier medio, unos dólares a cambio de servir como guías de turismo.
Cada vez que contestábamos “somos del Ecuador”, nos explicaban que nuestra patria era una suerte de tierra prometida para quienes querían escapar, a toda costa, de más de medio siglo de dictadura castrista. El plan de la mayoría era venir sin visa al Ecuador, ganar dólares y luego viajar hacia Estados Unidos. ¡Qué tan desesperada debe ser la situación de una persona para bajar medio continente desde Cuba al Ecuador, solo para luego volverlo a subir, enfrentando toda clase de peligros, hasta los Estados Unidos! Cualquiera que haya pisado Cuba lo tiene claro: una pobreza masiva que, amortiguada por una potente red social, condena a sus carismáticos y emprendedores habitantes a la falta de oportunidades en una gigantesca cárcel militar.
En los últimos días, el mismo Ecuador que pregona por el mundo la “ciudadanía universal” y asila a Julian Assange por razones humanitarias, procede a deportar a decenas de cubanos para condenarlos a regresar a un país donde enfrentarán severas violaciones a sus derechos humanos. Eso no es solo ilícito, pues viola nuestra Constitución y el derecho internacional, sino inhumano. Y nosotros más que nadie deberíamos entenderlo, después de haber sufrido en carne propia la migración de millones de hermanos ecuatorianos luego de la peor crisis económica de nuestra generación... a la cual solo se acerca la que empezamos a vivir.
  Ab. Héctor Yépez Martínez