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Diario Extra Ecuador

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¡La cultura no se enseña por decreto!

Por: Juan Manuel Yépez

El poder es una droga que obnubila los sentidos de quien goza de sus placeres. Los que ejercen actualmente la función pública se olvidan de que su labor está sujeta a la fiscalización y transparencia, prácticas habituales y obvias en el mundo libre, pero que aquí se han convertido en casi un delito de lesa humanidad. A los ‘panas’ no se les investiga; a los de poncho, sí. Son ellos quienes deben obedecer y respetar las leyes; los otros, sumisos con sus patrones, mantendrán sus prebendas y vivirán tranquilos hasta que el pueblo lo decida.

En resumen, la impunidad campeará, mientras nosotros, los mandados, lo permitamos. Solo así se puede entender la lógica del abuso de poder, que impone sus propios códigos con normas hechas a medida. Nos dicen qué escuchar, qué leer, a quién elegir, dónde comprar, en qué universidad estudiar, como si todo se tratara de una fatalidad divina que debemos asumir. Son ellos quienes definen la interculturalidad, el morbo, el sexismo y la discriminación, como si condenar a nuestros pueblos ancestrales a que sean mostrados como reservaciones no fuera una salvaje manera de exclusión. ¿Han escuchado los segmentos interculturales en las radios? Todos hablan de telares, gastronomía, música, y los repiten una y otra vez, no por falta de creatividad de los productores, sino porque así lo ordenan los comisarios de la comunicación. Ya basta de que nos impongan la cultura por decreto. Si quieren, fortalezcan las asignaturas de historia en los colegios y déjennos escuchar la radio o ver la televisión en paz, sin cadenas ni propaganda oficial que solo buscan el adoctrinamiento masivo y no la rendición de cuentas.

 

 

El bello hábito de la música

Por Dr. Alexander Cajas s.

Vi por Facebook la imagen de mi nieta Valeria aprendiendo a tocar violín y me enterneció, porque es una niña que busca cosas interesantes que hacer; y uno de los instrumentos más maravillosos es el violín que expresa a través de sus notas musicales las más tenues y sentidas expresiones del alma.

Acabo de escuchar un programa de Juan Gabriel, extraordinario con violines y más instrumentos. Ojalá todos los jóvenes busquen en la música una forma de dar rienda suelta a su espíritu rebelde y a sus anhelos de hacer algo. La música es una de las maravillas del mundo. Me gusta escucharla y no solo violín, sino los boleros, los pasillos, los tangos, etc. Qué belleza los boleros del ‘Puma’ o Los Panchos; los pasillos de Julio Jaramillo, la música folclórica ecuatoriana, Isabel Pantoja con su Marinero de luces, Mercedes Sosa con sus Caballitos de mar, los cantores del corazón, del alma y de la noche. No entiendo el hábito de la droga, si hay tantas cosas bellas en el mundo que se pueden disfrutar.

Aunque a veces no la entendamos, la vida es música, desde el bello despertar de la aurora con el canto de las aves, el murmullo del viento al chocar en los cañaverales, como el sonido del suave trajinar del río chocando contra las laderas, el cantar de la lluvia sobre los aleros, el sonido del mar al besar la playa. Toda la vida es una eterna música, es también el reencuentro de la materia con el espíritu y de Dios con todos los hombres.

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