Para objetar o censurar, primero despojémonos de partidismo político; segundo realicemos un autoexamen de conocimientos, de ética y moral para ser lo más imparciales posible. Cuando se vino en picada el precio del petróleo algunos políticos se alegraban. ¿Quién pagó las consecuencias? El país, pues se incrementó el impuesto a la salida de capitales, a los consumos especiales, salvaguarda, etc., y, por sobre todo, disminuyó la actividad.

Hoy la banca tiene más liquidez (el activo con mayor liquidez es el dinero), pero no logra, pese a un agresivo plan de crédito, colocar esos activos. Y es por el pronóstico de que habría contracción hasta el año 2020. La ciudadanía está aplicando un plan de contingencia de economía y ahorro.

Hay quienes dicen que se debe declarar a una o varias provincias “zonas libres de extracción minera” y al unísono dicen que el Ecuador está arruinado económicamente, aunque sabemos que nuestro país es privilegiado, uno de los más ricos del planeta. Tenemos en abundancia oro, plata, cobre, zinc, molibodemo, petróleo, gas, 640 km de costa; 1.300.000 km de espacio marítimo para exploración y con gran riqueza, tierras feraces, los mejores climas, libres de huracanes o ciclones.

Aquí pueden coexistir los bosques naturales con su ecosistema y biodiversidad; tribus no contactadas; grandes reservas de aguas superficiales y subterráneas, con las tecnologías extractivistas nos hemos preguntado: ¿Es posible desarrollo y progreso sin dinero?, ¿O es con dólares que crecieron Catar, Dubái, Kuwait, que son la octava mayor renta per cápita a nivel mundial solamente con petróleo? ¿Será que tenemos miedo de explotar nuestras riquezas?

César Antonio Jijón Sánchez