Opinión
Cartas al Director
Ofrecimientos y contradicciones
Sorprendidos quedaron los presentes al escuchar una débil súplica, a pocos días de ordenar encarcelarlos, a niños, mujeres, ancianos sobrevivientes del terremoto reciente, en una de sus visitas a la zona del desastre si continuaban reclamándole por la falta de agua; pero su insistente ruego fue para prohibir las bicicletas, en puentes de su colosal obra para unir Durán y la isla Santay con el Guayaquil de mis amores, queriendo empañar al internacionalmente reconocido como una joya del Guayas, el Malecón 2000.
Aturdidos también quedaron cuando impidió dar mantenimiento a los inmuebles antiguos, declarados Patrimonio del Estado, de parte de dueños, inquilinos o la Municipalidad; retoques que le permitirían sobrevivir en el futuro; lamentablemente la casa del Rincón del Café, en la calle Eloy Alfaro, luego del nefasto 16 de abril, como algunas otras quedaron abandonadas.
No se buscaba figuración alguna, pero la cooperación llegó a todo el país a pocas horas del desastre en Manabí y Esmeraldas.
Como siempre será indispensable la ayuda del exterior comprando el fruto del esfuerzo de un pueblo que no se doblega ante nada ni nadie. El agradecimiento para las autoridades nacionales, provinciales, cantonales, parroquiales, a las empresas privadas, fundaciones, a los países aportantes y a la ciudadanía en particular que nos colmó con tanto orgullo. Pero esto recién empieza, pues las tierras más fértiles del planeta Tierra necesitan de un último empujoncito de sus bondadosas manos, inculcando también a la juventud a incorporarse a las tareas agrícolas, lo que les permitirá superar sus tristes pérdidas.
Fernando Renella Coll