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Opinión

Cartas al director: Anarquía en nuestras calles

Es muy lamentable, pero la picardía criolla se impone a las ordenanzas municipales en el Guayaquil de mis amores, que buscan la colaboración ciudadana, ante tanto descuido para el sacrificado esfuerzo de mantener incólume a nuestra ciudad, muy limp

Es muy lamentable, pero la picardía criolla se impone a las ordenanzas municipales en el Guayaquil de mis amores, que buscan la colaboración ciudadana, ante tanto descuido para el sacrificado esfuerzo de mantener incólume a nuestra ciudad, muy limpia, sin ruido, ni gases tóxicos.

Hoy sacan a pasear a sus mascotas, y luego tiran sus fundas con basura desde su carro muy lejos de su casa, fuera del horario de recolección, permaneciendo desparramada hasta el siguiente día.

Autos, buses y camiones circulan con sus escapes libres y motores contaminando el primer puerto ecuatoriano, sin olvidar sus ruidosos pitos y sus exageradas alarmas. Mi barrio es víctima de una guerra por el parqueo: tres parejas son las nuevas dueñas de los espacios y no respetan los accesos a los garajes privados, debido a la proximidad del hospital del niño Francisco de Icaza Bustamante.

También nuestros hermosos parques, malecones y bulevares sufren por el abuso de malos ciudadanos, pues al otrora parque Forestal ya lo llaman el “parque de los gatos” por la cantidad de felinos que son alimentados por varias personas, sin percatarse del gran daño que hacen al desaparecer las aves y sus añorados trinos, buscados por el turismo nacional y extranjero.

Barrer con las hojas de las palmeras me recuerda a mi bisabuela. La época exige métodos modernos para recoger hojarasca y basura en el menor plazo posible. Reja circundante, bancas, camineras necesitan urgente mantenimiento y lograremos encaminarnos a la ruta de la excelencia.

Nuestro querido bulevar 9 de Octubre continúa invadido por un sinnúmero de “bellos durmientes” frente a la Zona Militar, al igual que veredas, portales de muchas calles porteñas. ¡Increíble!

Fernando Renella Coll.