Fidel quiso ser alguien y lo logró. Cuando le preguntaron si tenía miedo a la muerte contestó que “quienes le tienen miedo son los que no han justificado su presencia en la vida”.

Oía por Internet a un señor que decía que más de 3 mil personas murieron en el paredón; pero él posiblemente no sabe que el dictador Batista mató más de 20 mil disidentes. Quizá no sabe que millones de niños y madres se han salvado por la bien organizada red de salud de esta pequeña isla y que si los cubanos son pobres, no hay un solo analfabeto y los que han querido tienen títulos gratis de tercero y cuarto nivel. Ahora puede andar a pie en La Habana a las 3 a.m. y nadie se atreve a robarle, Cuba es pobre, pero a nadie le falta un sitio dónde dormir, salvo los alcohólicos. En Cuba pese a la pobreza la gente es alegre, dicharachera.

Cuba educó gratis a millones de latinoamericanos, asiáticos y africanos en sus escuelas de teatro, arte, medicina, etc.

Ahora, no todo en Cuba es perfecto, y su gente tiene que hacer lo que hicieron China y Vietnam: abrir mercados, hacer negocios y meterse de lleno a la producción teniendo relaciones con todas partes del mundo, incluso con EE. UU. si quiere salir del subdesarrollo y la pobreza. Fidel fue marxista a muerte, pero eso ya pasó, el mundo es distinto, hay más ciencia y tecnología que ha ido desplazando la antigua y desagradable explotación humana.