Opinión
Columnas: Palos de ciego
El “insípido” debate del domingo 5 dejó mucho que desear, sobre todo por su falta de interés y porque se repitieron las similares promesas.
Aunque esta vez los presidenciables sí estuvieron completos, con la presencia de Lenin, a diferencia del evento organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil, el “insípido” debate del domingo 5 dejó mucho que desear, sobre todo por su falta de interés y porque se repitieron las similares promesas. Pareció producto de la misma campaña electorera a la que le falta fuego.
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Lo único que puso a pensar al respetable que vio y oyó el “Diálogo”, como lo calificaron sus promotores, fue la denuncia del candidato Zuquilanda al mostrar “de pasada” un documento en el cual se acusaría al presidente Correa de tener cuentas no declaradas. Y el propio acusado ya se había curado por lo sano en la sabatina última, al adelantar que “se viene una bomba”. Echándole nuevamente la culpa a los Isaías, por supuesto.
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Hubo pocos “golpes” entre los repetitivos panelistas, que no se sacaron los cueros al sol, y Cynthia no repitió su ataque contra Lasso, mientras que Lenin no tuvo que contestar a las muchas acusaciones que se suponía que habrían contra el régimen “verde-flex” y se dedicó a hacer aburridas promesas de campaña, como la mayoría de participantes.
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Las “barras bravas”, esta vez una del Ídolo, generaron otro escándalo, con amenazas mortales incluidas, ahora en el Monumental. Esta vez entre los mismos hinchas de la “amarilla”. ¿Hasta cuándo, padre Almeida?...