Opinión
Columna: palo ensebado...ollas encantadas...
En las fiestas julianas nos aprestamos a la “cadena de celebraciones”. Y veremos los concursos del palo ensebado, ollas encantadas, el torneo de cintas, etc., típicas fiestas barriales.
En las fiestas julianas nos aprestamos a la “cadena de celebraciones”. Y veremos los concursos del palo ensebado, ollas encantadas, el torneo de cintas, etc., típicas fiestas barriales.
Para el palo ensebado se selecciona una caña guadua verde, a la que en su parte superior se le ponen los premios, incluyendo un billetito.
Enterrado el palo, se lo “baña” con sebo u otro tipo de grasa que son un obstáculo para una rápida trepada. La diversión está en que, cuando ya parece que alguien ha coronado, zuas se resbala y se viene al suelo (pero agarrado de la caña).
Para el concurso de cintas, las damitas que viven en el barrio obsequian una cinta bonita, con algún adorno o nombre. Esta cinta lleva una argolla y, los ciclistas inscritos buscan ensartar la argolla la cual coloca en el pecho la donante.
Las “ollas encantadas” son para los pequeños. Las ollas de barro contienen dulces, juguetes pequeños, y otras cosas.
Los encargados de “romper la olla” que guinda de una soga, pero con los ojos vendados, son los pequeños. Demás está decir la “guerra” que se forma entre los menores para apoderarse del contenido de las ollas, cuando las rompen.
El éxito de estas fiestas barriales depende del entusiasmo de personas entusiastas de cualquier lugar de la urbe, nacidas o no en esta ciudad que demuestran su amor por la urbe y su inquebrantable deseo de seguir colaborando para el desarrollo de la metrópoli.
¡Y qué mejor que un grito de “Viva Guayaquil”!