Opinión
Columnas: la burocracia “curuchupa”
Lo admitió públicamente el expresidente Correa cuando dijo que se “convirtió en mejor persona” luego de escuchar a la comunidad GLBT.
Lo admitió públicamente el expresidente Correa cuando dijo que se “convirtió en mejor persona” luego de escuchar a la comunidad GLBT.
Es que la primera etapa de su gobierno estuvo plagada de atavismos culturales y religiosos respecto de este tema producto de un círculo cercano que no tenía nada de “rosa”, sino más bien bastante “agrio” con sabor a “Opus Dei” respecto de los gais.
Si no hubiera sido por un grupo de legisladoras valientes e incluyentes no habríamos tenido los avances logrados en Montecristi con la nueva “Constitución progresista” del 2008.
Muchos factores, presión internacional y los tratados de derechos “obligaron” a Correa a sentarse con los GLBT para crear políticas públicas favorables, sin embargo, quedó “protegiendo” esos atavismos, una “burocracia teológica”, una autoridad moral cristiana enquistada en varias notarías, municipios, etc. y en especial en el Registro Civil.
Un ejemplo: Satya, hija biológica de dos lesbianas casadas en unión de hecho: Helen Bicknell y Nicola Rothon, que nació en Ecuador a través de inseminación artificial a quienes se les negó en el Registro Civil la inscripción de Satya como hija de ambas con el apellido de ambas.
Después de 6 años la batalla legal continúa en la Corte Constitucional, cuando la ley es muy clara, la Constitución nos habla de un Estado laico y de una diversidad en las familias.
El burócrata sin prejuicios debió llenar el formulario con el apellido de ambas, olvidando sus atavismos particulares.
Una sociedad donde todos y todas tenemos derechos al buen vivir, es aquella donde coexistimos grupos diversos...pero iguales ante la ley.