Las elecciones celebradas en Chile el último domingo pusieron de manifiesto que este país es profundamente democrático y que sus ciudadanos tienen alta cultura política.

El proceso eleccionario de Chile fue transmitido en vivo y en directo durante todo el día por la televisión de ese país.

Pudimos ver, a través de la pantalla chica, el desenvolvimiento de la actividad eleccionaria, y eso demostró algunos aspectos que los ecuatorianos deberían “copiar”, porque copiar lo bueno, es bueno; en cambio que copiar lo malo siempre resulta pésimo.

Las mesas electorales se instalaron a su debido tiempo. Las ánforas eran transparentes y no de cartón como en el Ecuador. El votante antes de depositar su voto, él mismo sellaba su voto y a continuación lo colocaba en el ánfora.

Al momento de escrutar los votos, el presidente de la mesa electoral extraía voto a voto, en presencia del público y de la prensa allí presente. Verificaba si el voto estaba aún sellado, lo abría y daba el nombre del candidato respectivo.

El secretario de la mesa apuntaba el voto que se reflejaba en una pantalla, en la cual paulatinamente se daban los resultados de cada candidato.

El cierre de las elecciones fue a las 18h00, y con este proceso tan serio y democrático el resultado lo conoció el país y el mundo dos horas después, tanto en lo relacionado con los candidatos a la presidencia, como los aspirantes a senadores y diputados de todo el país. Aprendamos de este gran ejemplo que acaba de dar Chile... (BLC)