Opinión
Columnas: Década Nabucodonorrea y la luz redentora de Alfaro
El 5 de junio de 1895 pulveriza la década de la infamia, de la dictadura y del oprobio de Nabucodorronea, en un extraordinario símil como Nabucodonosor, rey de Babilonia.
El 5 de junio de 1895 pulveriza la década de la infamia, de la dictadura y del oprobio de Nabucodorronea, en un extraordinario símil como Nabucodonosor, rey de Babilonia, que se creía dios y fue castigado a comer hierbas con las bestias del campo.
El 5 de junio de 1895 es una fecha inolvidable en nuestra vida republicana.
Eloy Alfaro estableció la libertad de cultos, la libertad de pensamientos, la libertad de asociación, el derecho a la educación, derecho a la mujer al trabajo. Fundó escuelas nocturnas para obreros, el Conservatorio Nacional de Música; fundó el Instituto Manuela Cañizares, el Juan Montalvo, el Colegio Nacional Mejía y el Colegio Militar Eloy Alfaro de Quito. Decretó que la mujer debía trabajar con los más aptos, capaces y honrados.
No a Nabucodorronea y sus secuaces, que deben estar en las cárceles y devolver lo robado en homenaje al 5 de junio de 1985 y al general Alfaro, el Garibaldi americano.
Y como Nabucodorronea desconoce la historia del Ecuador, me veo obligado a escribir dos estrofas de pensadores del Ecuador, así:
Desde allí hasta el mañana sin fin de nuestro universo, en la empinada voz del cerro Montecristi, vive Alfaro, su luz y su acción invencibles,
con la inmortal presencia redentora del fuego.
Esta estrofa fue escrita por el doctor Ignacio Carvallo Castillo, mi buen amigo, periodista e historiador del Ecuador. Eloy Alfaro, el viejo luchador, era un hombre sencillo como el viento y fuerte como el mar.
El viejo luchador brotó del pueblo, como brotaron del pueblo las rebeldes jornadas. ¡Viva Alfaro, viva Montecristi, viva Ecuador!