Columnas: El difícil factor confianza

El Gobierno de la década corrupta hizo tanto daño que aún los ecuatorianos no logran visualizar y palpar todos sus efectos. Estos se van dando de a poco.

En lo económico las secuelas están a la vista: iliquidez del Gobierno, reducción de los depósitos y crédito en la banca, desempleo, menos consumo, deflación.

Moralmente, las agresiones en su apogeo: los guardias de una ciudadela masacrados, un médico y una abogada caen a golpes a otras personas, etc. La cacareada revolución dejó el país degradado. Ni qué decir de la corrupción.

Pero es quizás la desconfianza entre ecuatorianos y la poca o ninguna credibilidad que se da a la palabra de los gobernantes y dirigentes gremiales, el mayor daño del correato. La escasa confianza no permite que despeguemos como país.

Una vez aprobada la Ley de Fomento Productivo, Atracción de Inversiones y etc... para que tenga efectos positivos, tiene que trabajarse en el factor confianza. De nada servirá la ley si los ecuatorianos no confiamos y peor si trasmitimos desconfianza hacia el exterior.

Declaraciones sobre el recorte de los subsidios. La división en el gabinete por temas ideológicos. Las renuncias de ministros. El ajuste de personal que no se concreta y la ambigüedad del Gobierno en su accionar, no fomenta una mayor confianza.

El Gobierno debe emprender junto con el sector privado una intensa campaña que inculque confianza. El diálogo estuvo bien, pero falta acción.

“La confianza viene de horas, días, semanas y años de constante trabajo y dedicación”. R. Staubach