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Opinión

Columnas: El gran perdedor de las últimas elecciones

Al escribir estas líneas carecemos de las cifras relativas a la elección de los 7 miembros del Consejo de Participación Ciudadana, por lo que no podemos avanzar un grado de tendencia sobre su desaparición.

Al escribir estas líneas carecemos de las cifras relativas a la elección de los 7 miembros del Consejo de Participación Ciudadana, por lo que no podemos avanzar un grado de tendencia sobre su desaparición. Pero sí podemos afirmar que los resultados de votos nulos no reflejarán de modo fiel el sentir del pueblo, ya que no todos los anularon, no porque no quisieran que se elimine este organismo, -especie de monstruo de varias patas, que puede fácilmente ponerse al servicio del Presidente de turno, peor si tiene actitudes dictatoriales-, sino por temor a que sean favorecidos aquellos que, se dice, obedecen al gobierno anterior.

En los últimos tiempos, el número de personas que estaba por la anulación del voto para la elección de sus integrantes creció notablemente, no porque se pensara que, con ello, este Consejo iba a ser sepultado, porque ese no es el camino legal, sino porque significaría un mecanismo de presión para lograrlo. Por tanto, esta manifestación popular debe llevar a las autoridades pertinentes a adoptar los mecanismos constitucionales necesarios para recoger este sentimiento y proceder en consecuencia.

Pero no solo se trata del CPCCS, sino de la Constitución misma, por lo que suprimirle ciertas facultades sería un parche.

Es preferible derogarla y volver a la del año 1998 para cambiar la estructura del Estado, desmontando lo que no nos conviene como país.