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Opinión
Columnas: El irrespeto a la paz no tiene límites
En la reciente Semana Santa no faltaron grupos que, en lugar de fe cristiana, se dedicaron a practicar el tiro al blanco o al negro.
En la reciente Semana Santa no faltaron grupos que, en lugar de fe cristiana, se dedicaron a practicar el tiro al blanco o al negro, pues lo que querían era que más víctimas vayan al más allá o al más acá habida cuenta de que sus objetivos no son lograr la paz, sino que, al contrario, más personas dejen el mundo terrenal y se sumen a los casi diarios enfrentamientos entre un grupo y otro donde no se menciona la palabra paz como un objetivo, sino más muertos, importándole poco las ideologías, pues les da lo mismo si entre las víctimas hay niños o grupos de tal o cual religión.
En determinados países sí se ha formado “una fanesca” cuyo objetivo es desaparecer los unos a los otros. Personas con instrucción superior que supuestamente se han instruido para cumplir objetivos de superación están ahora involucrados en guerras fratricidas en que el objetivo es matarse los unos a los otros. La moderna tecnología tiene como mira desaparecer del mundo terrenal a quien no nos cae bien... Ya se verá cómo se justifica un fratricidio cuyo resultado trágico sirve de lección o práctica mortal de tal o cual grupo que solo puede ufanarse de que mató a unos cuantos más de personas, cuyas ideas no coincidían con un grupo de deliberantes.
Parece que tan grave problema no tiene cuándo acabar.
Pero hay que serenarse, y pensar que la paz y el progreso es aspiración de todos y no solo de grupos que han “lavado el cerebro” a una minoría guiada por el torpe fanatismo, sed de venganza y afán de figuración...