Columnas: El niño con síndrome de Down

Jamás olvidaré cuando hace algunos años atendí el parto de un niño con síndrome de Down. Su madre, una señora de más de 40 años, me dijo “¿Doctor, qué hago ahora?”. Yo le dije criarlo, educarlo, quererlo, no tiene otra salida.

Estos niños bien educados son geniales. Su padre estaba un poco incómodo, le dije que son los designios de Dios.

Hace unos meses vino la mamá con el joven enfermo y me dijo: “Doctor, este joven es una bendición de Dios. Nos ayuda en todo, es muy religioso, un gran nadador, canta como los ángeles y trabaja con nosotros en la finca”.

El síndrome de Down es una alteración genética que causa discapacidad cognitiva, en esta alteración el niño viene con tres cromosomas 21, entonces el feto se presenta con un cromosoma demás (47), esto trae alteraciones.

Un niño con síndrome de Down puede ser de apariencia mongólica que presenta desarrollo tardío, discapacidad en el aprendizaje, talla baja, retraso en el habla, fisuras palpebrales inclinadas hacia arriba, cardiopatías, enfermedades de la tiroides, exceso de piel en la nuca, protrusión de la lengua, musculatura flácida, obesidad y otras anomalías, las cuales se las puede mejorar poniendo especial paciencia y amor en el cuidado de ellos.

Ha habido niños Down que han sido muy talentosos y útiles para su comunidad, algunos incluso artistas y actores de teatro y televisión.

El tratamiento requiere mucha dedicación y amor.