La Tri le ha dado una gran tristeza a los ecuatorianos. Nuestro pueblo le entregó toda su vida. Creyó que la Tri podría darle momentos de felicidad cuando la incertidumbre y la inseguridad lo atosigan y persigue por doquier.

¡Qué equivocado estuvo! El fracaso de la Tri en las eliminatorias Rusia 2018 demanda una explicación seria y profunda por parte de todos quienes en una u otra forma algo tienen que ver con este asunto.

La trilogía de la que depende el éxito o el fracaso de una disciplina deportiva la forman los dirigentes, los entrenadores y los deportistas. Estas tres patas de la misma mesa, en lugar de echarse mutuamente la culpa de lo sucedido, si tienen conciencia de lo que ha pasado, deben hacerse una autocrítica severa para que le digan a la sociedad la verdad, y no medias mentiras que nadie les puede creer ahora.

No es cuestión de borrón y cuenta nueva. Ni tampoco lo es decir muy sueltos de lengua “ahora a pensar en Catar 2022”. No, señores. Los ecuatorianos estamos cansados que todos nos crean ingenuos, tontos o idiotas y que, por estimar que así somos, nos pinten pajaritos de mil colores...

Sin necesidad de hacer escándalo, del que nada se saca, “las tres patas de la misma mesa” están obligadas a presentarle al país un informe económico, técnico, disciplinario, para que la sociedad lo conozca y les pida aclaraciones, de ser necesario. Solamente así podrán mejorar las cosas en este país. De lo contrario, seguiremos como el cangrejo... (BLC)