Opinión
Columnas: los “cargamontón”
En la escuela recordamos a quienes les gustaba mofarse y abusar de los que eran el reflejo de sus traumas, prejuicios o taras.
En la escuela recordamos a quienes les gustaba mofarse y abusar de los que eran el reflejo de sus traumas, prejuicios o taras. Los creían “inferiores” o les “caían mal” y todos lo hacían “en masa”.
Eran los “cargamontón”. Ahora gracias al Internet los tenemos multiplicados por millones, y lo peor, son anónimos, porque hoy cualquiera tiene un celular “inteligente”, es un “medio de comunicación”.
Somos una gran red desorganizada de “periodistas” y cada uno aporta su información, sesgada, interesada y hasta histérica. Y proviene también de prejuicios y taras culturales.
Esta “fanatización” del Internet hace que la “información” colgada en redes sociales la convierte en poderoso para el bien o para el mal.
La xenofobia (odio irracional a los extranjeros) o la homofobia (aversión a los gays, lesbianas o transexuales) escondidos en el anonimato crean redes de odios cobardes y destructivos, ocultos.
Ahora hay redes sobre los venezolanos, que a los ecuatorianos nos falta más sentido de autoestima. Seguimos con estereotipos foráneos y nos negamos a mirarnos y aceptarnos tal como somos. Solo la mención de las palabras “indio” o “longo” nos volvieron casi esquizofrénicos.
Y como dice el escritor Miguel Donoso, así como la esquizofrenia puede conducir a una locura a un individuo, como país, el Ecuador en su identidad esquizoide y autodestructiva puede llevarnos a la disolución o a caernos en pedazos. Por ello, hay que luchar contra el odio sin razón y sus causas.