Columnas: más y más tragedias

Septiembre está por culminar y trajo consigo desastres naturales de considerable magnitud que azotaron el continente americano.

Días atrás cuando escribí en esta columna me referí a la devastación causada por los huracanes en Centroamérica y parte de La Florida, en los Estados Unidos.

Lamentablemente ahora dedico estas líneas para reflexionar sobre la tragedia suscitada en México como consecuencia de los dos movimientos telúricos registrados.

Al menos 230 víctimas, 800 heridos y 39 edificios completamente destruidos es el saldo que han registrado las autoridades mexicanas hasta el momento. Sin embargo, en medio de lo negativo, surge la solidaridad de aquellos que lograron sobrevivir o afortunadamente no se vieron afectados, quienes junto con los equipos de rescate trabajan para encontrar y tratar de salvar a aquellas personas que se encuentran bajo los escombros, pero se supone que aún están con vida.

México aprendió de experiencias similares y en los últimos años se ha preparado para afrontar situaciones como esta. Así lo asegura Enrique Peña, su presidente, quien también señaló que esta catástrofe es una nueva oportunidad de replantear las acciones que realiza el Gobierno respecto a la protección de la población.

El embate de la naturaleza no se puede evitar, pero sí reducir. Es hora de que tomemos conciencia de la importancia de prepararnos para afrontar este tipo de desastres naturales, que últimamente están sucediendo con más frecuencia.

¡Fuerza a los hermanos mexicanos! Toda nuestra solidaridad con ellos.