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Diario Extra Ecuador

Opinión

Columnas: Recordando al Guayaquil de otros tiempos

Hace algunas décadas, cuando la ciudad de Guayaquil comenzaba a tomar forma especialmente hacia el sector suroeste.

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Hace algunas décadas, cuando la ciudad de Guayaquil comenzaba a tomar forma especialmente hacia el sector suroeste, el material imprescindible para el techo eran las planchas de zinc. El golpe de las gruesas gotas de agua contra el zinc eran una especie de arrullo que a muchos ayudaba a dormir el aguacero.

El agua caía en la calle en el ángulo que se haría por la acera de cemento y la futura vereda, formándose una atractiva “catarata” que era aprovechada por los más grandes, pues un “arrastrón” los hacía rodar unos 3 metros, lo cual era una diversión. Las únicas que reclamaban eran las madres argumentando que toda esa agua era sucia y con mucha tierra además de lodo... ¿pero quién hacía caso y razonaba? La misma mamá que, látigo en mano, nos llevaba al portal para darles una enjabonada y sacarle el último vestigio de tierra.

Entonces sí a dormir y a despertarlos a las 06:00 porque a las 07:00 ya estaban formados al pie de la escuelita cercana a la casa.

Así fue formándose la gran metrópoli que es hoy Guayaquil. Primero zinc, mangle, caña guadúa y tierra. Ahora cemento y el número de pisos que acepte el suelo, porque hay que tener presente que la base de la urbe, salvo algunos lugares, es roca. Lo demás es tierra afirmada con base sostenida por el cemento armado.

He recordado estas cosas comparando el ayer con el presente de nuestra querida urbe huancavilca.

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