Opinión
Que comience el debate
La Asamblea volvió a poner el dedo en la llaga. La propuesta del aborto por violación, incluida en las reformas al Código Orgánico Integral Penal, movilizó a los grupos provida y a sectores que defienden el derecho de una mujer a interrumpir el embarazo. Sin duda, este tema tan delicado y complejo no se podrá resolver en una sesión legislativa, ya que debe contar con la participación de toda la sociedad, que mira con preocupación el aumento pavoroso de niñas embarazadas en el país.
Las estadísticas no oficiales sostienen que al menos 2.700 infantes se embarazan cada año en el Ecuador. ¿Qué hacemos frente a eso? Los casos más dramáticos corresponden a violaciones ocurridas en el hogar o en su círculo cercano, lo cual nos pone a reflexionar sobre lo difícil que debe ser para una menor de edad asumir que será madre a la fuerza. Y lo que es peor, el Estado no les brinda opciones ni la protección necesaria para estos casos, pese a que la Constitución lo demanda. Los detractores de esta medida apelan a la prevención y al respeto por la vida en todas las etapas. Proponen, entre otras cosas, ampliar los planes de adopción para garantizar este fin. Sin embargo, el proceso es muy complicado y engorroso para quienes desean adoptar.
Es importante que los asambleístas tomen en cuenta todas las posiciones al respecto con el fin de tomar una decisión salomónica, sin violencia ni apasionamientos de ningún tipo, para no dejar la puerta abierta a subjetividades. Lo importante es que se comience a transparentar la verdadera situación en la que viven las mujeres, cuyos derechos deben se protegidos a toda costa.