Desde la Redacción: ¡Ya ubíquense!

Si usted se levantó el viernes 8 de marzo con ganas de comprar regalitos para felicitar a todas las mujeres de su entorno por su día internacional, déjeme decirle que no ha entendido nada sobre el significado de esta fecha. O si pensó que asistiendo a marchas portando carteles o usando el polémico pañuelo verde que simboliza el derecho femenino a elegir sobre su cuerpo y sexualidad era suficiente para limpiarse la conciencia sobre su presente misógino y machista, pues tampoco ha tomado en serio el sentido de sus luchas para garantizar su participación en una sociedad igualitaria e inclusiva. Es que su realidad no va a cambiar de la noche a la mañana con el simple hecho de regalarle una flor o invitándola a almorzar, como si se tratara de un cumpleaños o de San Valentín. La cosa será diferente cuando ellas ganen el mismo salario que los hombres, cuando puedan salir a la calle vestidas como les dé la gana sin que nadie las acose, cuando sean respetadas sin importar su raza, sexualidad o su condición económica, en definitiva cuando decidan su destino sin pedir permiso a nadie. Por eso marchan cada 8 de marzo, para exigir que ni una más muera en manos de un salvaje, para pedir por sus derechos comprometiéndose a cumplir sus deberes como ciudadanas libres, no para recibir piropos cursis.

Entenderlo y aplicarlo diariamente será mucho más importante que cualquier homenaje con mariachi incluido. Antes de desearles un feliz día, pensemos primero en que no somos los dueños de sus vidas.