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Opinión
Desde la redacción: Nos encantan las muertes lentas
En este país nos encantan las muertes lentas, prolongar el sufrimiento para ver si aparece la tabla de salvación en el último minuto. Ocurre en política, en la justicia, en el deporte, en la vida diaria.
En este país nos encantan las muertes lentas, prolongar el sufrimiento para ver si aparece la tabla de salvación en el último minuto. Ocurre en política, en la justicia, en el deporte, en la vida diaria. El régimen toma una decisión unilateral que no es del agrado de todos y usa el subterfugio de la socialización para demostrar que su elección fue consensuada, pero esto es tan falso como ver volar a un burro.
Con esto, lo único que logran los gobernantes es dejar una falsa constancia ante la opinión pública de que les avisaron de lo que iban a hacer y de que, como no hubo ningún alegato digno de ser tomado en cuenta, pues brilló la democracia y ya está.
Los famosos análisis antidoping realizados al ‘Tin’ Angulo también tienen este matiz. Resulta que la primera prueba dio positivo por cocaína, pero se debía esperar el resultado de un famoso contraanálisis que no sé qué debía decir, ya que se practicó con la misma orina. Por lo tanto, el segundo resultado iba a ser el mismo salvo un error en el procedimiento. Y así quedó de manifiesto en la exclusiva adelantada por EXTRA. Aquí no había misterio.
¿Por qué nos encanta buscar la quinta pata al gato en cosas ya juzgadas? Es lógico que el caso de Angulo nos entristezca a todos porque se perdió la oportunidad de tener una nueva estrella en el firmamento deportivo mundial. Pero debemos llamar a las cosas por su nombre y reconocer el error para volver a levantarnos. No es cuestión de hacer leña del árbol caído, sino de que todos los futbolistas que se agigantan antes de tiempo aprendan la lección. Porque cuando el diablo se duerme, las desgracias salen a bailar con el cadáver.