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Opinión

Desde la Redacción: Una curiosa coincidencia

Eran casi las nueve de la mañana del viernes y las calles guayaquileñas se convirtieron en un pandemonio.

Eran casi las nueve de la mañana del viernes y las calles guayaquileñas se convirtieron en un pandemonio. Un temblor de 6.2 grados con epicentro en Guayaquil echó por la borda los planes de un simulacro anunciado que confundió a muchos al no saber lo que ocurría. Mientras algunas sirenas sonaban, la gente salía desesperada a buscar un refugio en las plazas, veredas o lugares abiertos, tratando en vano de comunicarse con sus familiares, ya que la red de telefonía se cayó. Esta curiosa coincidencia nos permitió saber si aprendimos algo tras el terremoto de 2016, que destruyó ciudades manabitas y esmeraldeñas. Y no estoy seguro de que lo hayamos hecho, ya que se evidenció bastante confusión ciudadana. Sin duda es importante impulsar todas las campañas de prevención posibles para evitar la pérdida de la mayor cantidad de vidas humanas, pero nos falta mucho por recorrer. Lo destacable de la jornada fue que las escuelas y colegios tuvieron medidas de contingencia bastante rápidas y aceptables, ya que los estudiantes se ubicaron en las respectivas zonas de encuentro hasta que pasara la emergencia, para después enviarlos a sus casas. En muchos lugares, el simulacro se produjo después del susto, cuando ya todo había vuelto a la normalidad. Los expertos recomiendan que estas acciones se realicen sin previo aviso, para ir eliminando errores que puedan significar la muerte en un momento de desesperación colectiva. Que el próximo no nos agarre con los pantalones abajo, por nuestro propio bien.