El baño en la pileta

Gloria no logra discernir entre lo bueno y lo perverso. Una esquizofrenia psicótica la mantiene en un constante estado de euforia, difícil de controlar para sus familiares. Ella cuenta, con una candidez casi infantil, que decidió quitarse la ropa dentro de una pileta de Guayaquil solo para que la gente se riera.

Mientras ella hacía sus gracias a plena luz del día, los transeúntes se burlaban y grababan el incómodo momento en sus teléfonos celulares para después compartir el vídeo sin ningún pudor en las redes sociales. ¿Con qué fin? ¿No era ya de por sí un suceso lamentable como para seguirlo gritando al mundo entero?

En las imágenes se aprecia a muchas personas impávidas presenciando el “espectáculo”, sin que nadie intentara al menos ayudarla.

Ni los policías metropolitanos pudieron impedir que la mujer se desnudara mientras vivía su delirio.

¿Qué nos está pasando? Ahora sus allegados no solo sufren por la terrible enfermedad que la aqueja desde hace varios años, sino por el escarnio público que viven en su barrio. Gloria es una de las miles de víctimas de enfermedades mentales que existen en el Ecuador, olvidadas por el Estado. Son los renglones torcidos de Dios de los que nadie habla, excepto cuando pierden la conciencia y la gente aprovecha para burlarse de ellas.

Solo espero que el vídeo haya servido para visibilizar, no la anécdota, sino el egoísmo de una sociedad que se ha convertido en simple espectadora del dolor ajeno.