Exclusivo
Opinión
Sociedad de las simulaciones
No habíamos salido del estupor que nos causó el crimen de madre e hija en Samborondón hace varios días, cuando una nueva y dantesca tragedia volvió a dejarnos sin aliento. La noticia de la semana fue el asesinato de una joven universitaria que fue descuartizada por su amiga por el supuesto amor de un hombre. Los testimonios de las implicadas en los dos hechos de sangre son desgarradores y evidencian la ausencia de valores que nos va desintegrando como sociedad. Ni el dinero ni el amor pueden ser causales para atentar contra la vida de ningún ser humano, pero en esta época hemos sido testigos de cómo la codicia y las bajas pasiones destruyen familias enteras para siempre. ¿Qué hemos hecho para mejorar nuestro entorno y el de los demás? Casi nada, ya que la desidia se evidencia en todas partes.
La vemos en escuelas y colegios invadidos por el microtráfico, la violencia y el abuso de profesores hacia los alumnos. Está escondida en las casas, en los parques y en los barrios de cualquier clase social.
Ya no nos preocupamos por el prójimo, a quien ignoramos por estar pendientes solo de nuestros intereses. En misa y en redes sociales simulamos rectitud, pero en la vida real no somos ni la sombra de lo que aparentamos.
Sin embargo, no todo está perdido, aún estamos a tiempo de cambiar las cosas construyendo hogares y centros educativos estables, donde reinen la comunicación, la honradez, la tolerancia y el respeto por la diversidad. Solo así construiremos un país mejor para todos.