Exclusivo
Opinión
Fuera las caretas
¡Qué difícil que ha sido reformar la Ley de Comunicación! Tras meses y meses revisando propuestas de decenas de organizaciones interesadas en un sinnúmero de artículos, de reuniones infructuosas debatiendo sobre deontología, que si el reparto de frecuencias debe ser así o asado, en fin, luego de dar vueltas en el mismo carrusel, la Comisión de Derechos Colectivos de la Asamblea tomó la salomónica decisión de tomarse más tiempo para seguir analizando las situación. Así de confuso es el panorama que se vislumbra para los medios de comunicación del país, que aún tienen que vivir bajo la espada de Damocles de una ley a todas luces subjetiva y censuradora. Quisieron hacernos creer que el peligro había pasado, que las libertades de prensa y de expresión iban a estar garantizadas mientras dure el régimen, pero siguen apresando a quienes denuncian actos de corrupción en redes sociales y acechando a los periodistas que investigan las miserias del poder. Entiendan que la prensa tiene el deber de destapar la olla de grillos de un sistema corrompido por fuerzas oscuras que usan el dinero de la gente para enriquecerse, que no cumplen sus promesas ni hacen el trabajo para el cual los elegimos y por el que les pagamos un oneroso sueldo, así estén en la cárcel. Hay que seguir informando sin ambages sobre los diezmos, los sobreprecios, los crímenes de Estado, las intrigas, las traiciones políticas. ¿Será que por eso quieren legislar en contra de los valores democráticos? Ya es hora de sacarnos las caretas y decirnos las verdades.