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Opinión
En Navidad, ¿se compra felicidad?...
Cada año la Navidad se va reduciendo a una simple fiesta de compras de regalos. De lo que antes era una reflexión espiritual del nacimiento del Mesías, que venía a inaugurar otro estilo de vida, hoy, la consagración del “culto al consumismo” es una fiebre que nos muestra una caricatura de una “felicidad espiritual” tan forzada y falsa como la nieve de los adornos navideños. Viene, además, con mucho estrés y angustia, tanto así que en estas fechas se multiplican las cifras de suicidio por depresión y soledad.
Desde que en 1931 la Coca Cola creó a Santa Claus, el capitalismo descubrió que no iba a ser fácil controlar a la población por la fuerza, ya que habíamos ganado muchos derechos, laborales, políticos y sexuales.
Entonces crearon medios para que a través de la publicidad en la TV y el Internet aparecieran consumidores. Así nos tienen “entontecidos” comprando todo el tiempo y nos hemos quedado atrapados como seres irracionales y distraídos, sin importar lo que le sucede al país o a nuestros derechos, por causa de las falsas informaciones, engaños y manipulaciones con que nos venden los productos, y con ello nos obligan a invertir parte de nuestras vidas y energías en comprar cosas que en realidad no necesitamos y que luego tiraremos, por algo “nuevo”.
Rechacemos vivir las navidades como una época de ostentación y despilfarro, volvamos a los valores que originaron estas festividades, que son lo más cercano a la verdadera felicidad... pero ¡¡oh sorpresa!! esos valores no se compran en los almacenes.