Estamos destinados a cambiar. La sociedad va transformándose y como una casualidad siempre el protagonista es “el ser humano”, quien se expresa a través de su pensamiento, acción y lucha.
El socialismo del siglo XXI bien aplicado en China y mal practicado en algunos países de América Latina crearon un populismo aberrante, donde unos pocos “vivos” se apoderaron de las riquezas y en nombre del pueblo lo saquearon en su provecho.
Aún recuerdo cómo los jóvenes se manifestaron en la plaza de Mayo (París 1968); los hippies, la primavera de Praga, el fracaso de la revolución cultural de Mao, la eterna lucha entre la represión y la liberación, entre la riqueza y la pobreza, muchos pueblos se desarrollaron gracias a ella, pero también sirvió para perfeccionar armas, propiciando guerras que perseguían fines económicos irrespetando la humanidad. Ecuador, nuestro país, muy grande para sus pocos habitantes y muy rico, jamás nadie podrá detenerlo en su progreso. No hay fuerza que no pueda ser controlada, ni la desidia, ni la corrupción, porque siempre habrá ciudadanos que sabrán enfrentar y luchar por su progreso y desarrollo.
En el fondo ni siquiera nos afecta la baja del petróleo porque su alza solo sirvió para la corrupción y el despilfarro; Dios hoy nos provee de oro, cobre, plata, etc. Todo dependerá de nosotros buscar en las próximas elecciones las personas más idóneas y honestas que nos permitan cada día soñar en una patria mejor, más humana, más libre, más solidaria, más progresista y más desarrollada.