Opinión
La anarquía con los taxis de Guayaquil
Desde hace algunos años, el uso del taxímetro en los automóviles amarillos que cumplen el servicio público de transportación de personas se ha impuesto en nuestro país, como en el resto del mundo, con la sola excepción de Guayaquil, en donde los taxistas imponen sus tarifas, muchas veces a través de un acuerdo previo con el usuario.
No se conocen las razones por las cuales una disposición legal, que debe regir en todo el Ecuador, no ha sido respetada -y de esto hace varios años- precisamente en la ciudad más grande y poblada de la nación y en donde la actividad transportadora es intensa y cuenta diariamente con decenas de miles de personas que requieren de ese servicio citadino de locomoción.
Hay que tener en consideración también otro problema que en la misma área tiene lugar desde hace bastante tiempo. Y es la existencia de cientos de vehículos, llamados “informales” o “piratas”, que asimismo cumplen el servicio de los taxis, pero sin tener la identificación amarilla, ni la respectiva numeración, ni están registrados en los organismos de tránsito.
Este no acatamiento del orden legal, que escapa del control de las autoridades, debe ser revisado y corregido al menor tiempo posible.