Opinión
No se puede disolver Refinería del Pacífico
Una de las grandes megaobras del Gobierno anterior, entre las cuales también se hallaban las fracasadas hidroeléctricas donde se han comprobado enormes sobreprecios, es la Refinería del Pacífico, en los terrenos de El Aromo, en Manabí, que debía complementar y superar a la similar de Esmeraldas para la producción de los derivados del petróleo que ahora el Ecuador importa en su mayoría.
Este ambicioso proyecto que iba a ser manejado a través de una compañía mixta, entre Petroecuador y la venezolana PDVSA, ya debió haber entrado en proceso de liquidación, pero hasta ahora sigue sumida en una gran incertidumbre con el virtual retiro de la estatal petrolera venezolana.
Esta obra, en la que se invirtieron 1.531 millones de dólares con la remoción de tierras y la construcción de un acueducto, pudo haber sido rehabilitada a través de un proyecto, anunciado por este régimen, en el que debía participar otra empresa extranjera y que causó el interés en gobiernos de países amigos que enviaron técnicos para el correspondiente estudio.
Pero hasta el momento todo esto se ha quedado en buenas intenciones.
Además, también la corrupción sería parte de esta fracasada obra, ya que se acabó pagando 300 millones más del precio inicial acordado.