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Opinión
Editorial
Ahora Alluriquín
Parece que la naturaleza se ha convertido en adversaria del país. Primero fueron los serios anuncios del fenómeno de El Niño que, al parecer, no se cumplen. Luego vino el desastre del terremoto. Y como si todo esto fuera poco, un progresista sector de la provincia de los tsáchilas. Alluriquín sufrió el embate de un torrentoso río que la ha inundado, causando 4 muertes y daños considerables en la estructura física de la población. Sin embargo, los desastres han demostrado que el pueblo ecuatoriano es capaz de dos cosas importantes: la solidaridad nacional sin regateos y la voluntad de sobrevivir y progresar
Porque los donativos han llegado a las zonas devastadas desde todo el país y, a pocos días del desastre, los damnificados comienzan a tomar medidas para la reconstrucción personal y colectiva, amagados gravemente por el terremoto. Y vemos cómo ante las serias consecuencias del sismo, hombres y mujeres evalúan los daños para repararlos. Y si han afectado a los negocios, ya empiezan a ejercer acciones para su reactivación.
No se puede sentir satisfacción por estos hechos, pero demuestran el valor y la pujanza del pueblo ecuatoriano.
“¿Cómo é la cosa?”
Una expresión muy popular es aquella que dice “¿Cómo é la cosa?”. Queremos utilizar esta frase para tratar de encontrar alguna explicación lógica a ciertos acontecimientos que se producen en algunas latitudes de la Tierra. La prensa del mundo calificó como “culebrón” al caso suscitado con Gabriela Zapata, que se afirma mantuvo una relación sentimental entre el año 2005 y 2007 con Evo Morales, presidente de Bolivia, y que a consecuencia de la misma hay un niño, que se dice ser de los dos y que actualmente debe tener 8 o 9 años de edad.
El “culebrón” se formó porque en un primer momento Evo negó esa situación, para luego decir que había tenido conocimiento de que ese niño había muerto. La presunta madre se halla privada de libertad por asuntos calificados como de corrupción. Mas, resulta que la justicia de Bolivia ha dispuesto que se sometan a la prueba del ADN, el presunto padre, la madre y el hijo.
Aquí es cuando surge la expresión “¿Cómo é la cosa?”, porque si en un primer momento se dijo que ese niño no existía, que estaba muerto, al pedírsele el examen del ADN resulta que debe estar vivo porque si no, no puede realizarse dicho examen que, como sabemos, es para determinar científicamente la paternidad de una persona.
Si el asunto está en manos de la justicia boliviana esta deberá actuar con independencia y así establecer de manera clara y terminante la verdad de este “culebrón”. (BLC)