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Opinión

Editorial

El Día del Trabajo
La fecha que conmemora las marchas de los obreros de  Chicago que  se ha convertido en un día de conmemoración universal tendrá este año en el Ecuador un sentimiento de luto y de pesar por lo acontecido con el terremoto del 16 de abril anterior.
Ordinariamente, las centrales de trabajadores suelen dar a la celebración un alto tono de protesta. Así han sido las de los recientes años y seguramente también lo será la de este día, en que se mezclará el tono airado con el sentimiento de pesar y con gestos de solidaridad con los miles de compatriotas que sufren las consecuencias del sismo y cuyas vidas se hallan   aún heridas por la tragedia, y quién sabe por cuánto tiempo.
Los dirigentes de la conmemoración han manifestado que la marcha tendrá un marcado tinte de solidaridad, pero no se olvidarán los problemas que aquejan no solo a los trabajadores, sino a todo el pueblo ecuatoriano que no son solo los derivados del terremoto, sino la angustia por la situación económica del país que se enfrenta a una situación muy difícil a causa de la caída tan seria  del precio del petróleo, entre otras razones de carácter interno.

 

 

Día de los Trabajadores
Cuatro palabras son la clave del éxito: Dios, el amor, el estudio y el trabajo. Dios, para quienes creemos en él es la fuerza espiritual que necesita el hombre para emprender en las grandes tareas, porque en fin de cuentas es el espíritu que nos hace infinitos y eternos. Lean la Biblia como guía espiritual y verán que todo lo que dice es verdad y sirve para no cometer errores que después nos cuesta grandes esfuerzos corregir.
La inteligencia conservada en el cerebro y en la parte más elevada de nuestra economía, la más sofisticada computadora cuya unión nos da la capacidad de crear miles de ideas que solo se logran coordinar con el aprendizaje y el estudio, el hombre y la mujer son los que aprenden y los que saben. El trabajo, es un derecho y un deber. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, “Solo tienen derecho a la miel quienes trabajaron en hacer la colmena”. El trabajo dignifica al hombre y los trabajadores tienen todo el derecho a exigir una remuneración justa. No hay malos trabajadores, lo que hay es mal pagados.
Dios, el estudio, el trabajo y una pizca de amor he ahí la clave del triunfo y del éxito. Nuestras provincias hermanas; Manabí y Esmeraldas que sufrieron los efectos del recientes terremoto saldrán de esta catástrofe más fuertes y experimentados. Si Alemania pudo, si Ambato pudo, si Japón surgió y salió adelante ¿por qué no ustedes, compatriotas?..