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Diario Extra Ecuador

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Día de la Madre

Hoy se celebra el día de   la Madre, ese ser abnegado, imprescindible en el desarrollo de la humanidad por su bondad, su sentido del sacrificio y su voluntad para entregarse a sus descendientes.
En la historia universal, es la mujer y madre la que ha dejado la nota amable y su sentido de amor y abnegación. Aún en el drama sagrado de la redención que protagonizó el hombre-Dios es la madre que, temblando de dolor, al pie de la cruz configura el hecho de que ese ser, aparentemente débil y frágil es, sin embargo, la coautora de los mayores acontecimientos en el largo camino del  hombre sobre la Tierra. Y es mujer y madre la que se muestra milagrosamente ante unos  estudiantes del  San Gabriel de Quito, y se plasma la figura de la Dolorosa del Colegio, advocación de María, la madre del Redentor, con lágrimas en sus ojos y con 7 espadas atravesando su corazón.
En el reciente terremoto hubo entre los fallecidos  madres que han dejado un hondo dolor en el alma de los huérfanos y para quienes expresamos nuestra solidaridad. Más allá, en el infinito azul, estarán esas madres velando desde el cielo por sus hijos atormentados.


Inmortalizando a la madre

Madre, encanto, sueño que inmortaliza tu imagen en ese amor sublime que  te cobija. Naciste para  el  amor. No depende de ti. Son tus entrañas que son llenas de alma  que se eterniza en esa ternura plena, inmensa como las edades infinitas. Naciste  para  el amor, ese  es tu signo, esa es tu relevancia.
Madre, madre solo madre, me impresiona su apego hasta el sacrificio. Nada es malo si se trata de sus hijos. Su mundo son ellos, desde el fondo de su ternura, profesora eterna de la virtud, propensa al lloro y a la sonrisa, son sus mejores formas de lenguaje. Aún recuerdo sus peinados manuales en las presurosas mañanas de la escuela y su perfecta línea a la izquierda del cabello acompañado del pórtate bien, y la pequeña nalgada del vamos hacia adelante.
Madres, lo mejor que se le ocurrió a Dios para enseñarnos el cielo, sois como la voz intensa del madrigal, intensa, bella y delicada, prolífica, incitante, madre, todo amor hasta el sacrificio.
No entendemos los mortales sus sacrificios incomprendidos, casi siempre llevados al olvido por lo inmensa que sois. A ustedes, madres, mis respetos con todo el amor del mundo y de rodillas y mis ojos llenos de lágrimas ante ser tan sublime.
Más que del hombre naciste de Dios para poblar el mundo, como las flores en primavera, como el amor al verso, como la pintura el lienzo. Nuestras madres se merecen el cielo.

Por Dr. Alexander Cajas S.

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