Opinión
Editorial
Día de la Libertad Nacional
Hoy conmemoramos EL nuevo aniversario de una fecha clave en la historia del país, la Batalla del Pichincha, cuando las fuerzas patriotas comandadas por el Mariscal Sucre derrotaron definitivamente a las huestes del imperio español, dándole al país la opción de su soberanía.
En Pichincha no solo combatieron fuerzas nativas, sino también una fracción de la caballería argentina, una formación de procedencia inglesa y, desde luego, la columna libertaria enviada por Guayaquil, recordando que el espíritu independentista se inició aquí dos años antes, el 9 de Octubre de 1820.
Pero la soberanía plena no se obtuvo con esa gran victoria militar el 24 de Mayo de 1822, pues a instancias de Simón Bolívar el país formó parte de la Gran Colombia, denominándoselo como Departamento del Sur. Recién 8 años después, el 13 de mayo de 1830, surgió definitivamente un Estado soberano que perdió su nombre histórico para adoptar el de una línea imaginaria.
La Batalla del Pichincha ha ido perdiendo relieve, indebidamente, en las conmemoraciones cívicas nacionales, a pesar de su verdadera importancia, que es fundamental en la historia ecuatoriana.
¿Qué nos está pasando?...
Ciertas noticias nacionales exigen nervios de acero. Lo negativo está superando a las cosas buenas, y esto nos invita a pensar.
Por ejemplo, los asaltos, las drogas, secuestros o violaciones, robos, muchos sorprendidos “fumando”, etc., “son pan de cada día”.
Insisto en un programa de la TV norteamericana llamado “Terapia de Shock”, que menciona como una acción conjunta de la policía, presos regenerados y obviamente con la autorización de los padres de familia, los jóvenes que están por un camino equivocado son invitados a recorrer una prisión donde se les hace ver la realidad de quienes están allí cumpliendo sus penas.
El programa es impactante y los capítulos variados dan la pauta para pensar que el problema de las drogas, peleas y otros peros, también preocupa mucho a los norteamericanos, donde el mercado de la droga es floreciente.
Ojalá se pudiera, una vez por semana, “en cadena” pasar un capítulo resumido, que serviría como advertencia o lección a quienes dicen en nuestro medio “ya no puedo”, porque luego de haber fumado tres veces el obsequio que les dan los “introductores” que rondan las escuelas y colegios piensan que todo está perdido.
Es cuestión de “cranear” y hacer algo por nuestra juventud que hoy peligra, porque el comercio de la droga aparentemente lleva la delantera, pese a la acción policial para combatirlo.